lunes, 24 de noviembre de 2014

El retorno del renco.

Augusto Galicia López


... ¡Ay! Con mi patita arrastrando güena me la estoy pasando y amigo no le aunque esté cojo ...

Parodiando a la tradicional y divertida valona,la renca”  (puro Apatzingán), difundida por el grupo "los folkloristas" en los lejanos 70s u 80s, empiezo a narrar lo ocurrido en el fin de semana del 15 de noviembre, notable por el consumismo inducido desde las esferas oficiales y llamado eufemísticamente “El buen fin”.
El caso es que desde el mes de julio, recién fijado a la cama por las fracturas que me provocó el accidente en la autopista Puebla – Tehuacán, había propuesto, por FB, una rodada a la sierra norte de Puebla, para los últimos días de octubre o los primeros de noviembre, esperando que mi recuperación fuera rápida y estuviera listo para esas fechas.
 
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En el camino Tetela - Huahuaxtla
 
Sin embargo, el ritmo de mi recuperación ha sido lento, para los primeros días de octubre, apenas empezaba a usar un bastón para los desplazamientos cotidianos y la inflamación de mi pie al final del día era notable, sin contar que no tenía la fuerza suficiente para sostenerme junto con la moto, cualquier intento de rodar tenía que seguir en espera. Así las cosas, a fines de octubre, el amigo Rodrigo me preguntó: “¿Sigue vigente la rodada propuesta?” y mi respuesta fue automática, “Claro que sigue en pie, sólo hay que afinar detalles”.
En el transcurso de la siguientes semanas, el amigo Rexx, avisa que sigue adherido a la rodada, sólo que con la modificación de llegar a la Costa Esmeralda, por lo que sólo nos acompañaría hasta Zacatlán. Así que después de muchos intercambios de mensajes, quedamos en rodar hacia Cuetzalan, pasando por Apizaco y Tetela de Ocampo, y de ahí él seguiría a la Costa y yo regresaría a Puebla, acompañándolo hasta la carretera a Tlapacoyan, Ver. Quiénes se apuntaron inicialmente fueron: Rodrigo (quien rodaría desde Orizaba a Puebla y regresaría conmigo de Cuetzalan, hasta algún punto de donde el pudiera regresar a Orizaba), Rexx, Nohé Gallardo, Israel Telléz y Jorge Amigón, quiénes saldrián de Chiautla de Tapia y continuarían hasta la Costa Esmeralda, y Alex García Hernández, quién haría la rodada con los amigos de Chiautla, con inicio y terminación en Puebla, Pue. Un poco antes de empezar la rodada, se tuvo la posibilidad de que se agregaran Angel y Eduardo Martínez, y el Gallo Rivera (de Taxco), pero finalmente las obligaciones o los imprevistos les impidieron hacer la rodada. Al final, sólo quedamos: Rodrigo (Kawasaki Ninja 650), Alex (Bajaj Avenger 220), Rexx (Suzuki GZ 150), Nohé (Yamaha FZ 16) y quien esto escribe (Suzuki Gladius 650).
Ante tal situación, el sábado 15 de agosto, alrededor de las 7:30 AM, estaba saliendo de la casa para encontrar a Rodrigo en la caseta de Amozoc para reunirnos con los amigos de Chiautla en la correspondiente de la Atlixcáyotl y de ahí llegar a la casa de Alex, donde disfrutaríamos de un buen desayuno. Pero, ¡Rayos! Apenas he recorrido unos 4 km y me doy cuenta que no llevo la tarjeta de circulación de la moto, y no quiero arriesgarme a un retén, así que me regreso por el documento y empieza la rodada con el primer retraso. A escasos 10 km de la caseta de Amozoc, recibo mensajes y llamada de Rodrigo quien ya está en la caseta. Así que tengo que apurarme para observar al llegar que no se puede regresar a Puebla en la caseta, por que hay unas rejas que lo impiden, ni modo, me estaciono, bajo de la moto y empiezo a buscar con la mirada, cuando suena el teléfono, es Rodrigo quien está casi enfrente de mi del otro lado de la autopista. Le pido que me espere y hago el retorno con doble pago de caseta para saludar personalmente al amigo quien viene acompañado de Elizabeth Carrillo. Vamos por los de Chiautla, le comento y ponemos rumbo a la caseta de la Atlixcáyotl. Hay varias opciones para llegar, y escojo llegar al periférico cruzando por la zona militar, pero olvido que una parte de esa vía está en obra y nos encontramos con un tráfico espantoso que nos retrasa al punto de que son prácticamente las 10:00 AM y todavía estamos muy lejos del punto de reunión. Decido llevar a Rodrigo a la casa de Alex y de ahí ir por los amigos de Chiautla. Llegamos con Alex, después de la pregunta obligada en el rumbo para definir la calle, y nos recibe con la buena nueva de que Rexx y Nohé ya están adentro, porque se aburrieron de esperarnos y decidieron llegar antes. Excelente decisión, ahora ya estamos listos para rodar hacia Cuetzalan. Pero antes, la familia de Alex nos agasajó con un sabroso desayuno y una amena charla, la cual retrasó un poquito nuestra salida hacia la sierra. Por cierto, en este momento ya le había comentado a Rodrigo que la luz frontal de su Ninja, no está funcionando, así que decide aprovechar esta corta estancia para revisar su recién cambiada lámpara de leds.
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En el desayuno con Alex García. (Foto de Alex García)

Ahora sí, son casi las 12:00 AM y nos encaminamos al Autozone del rumbo para que Rexx pueda reponer un poco de aceite a su prieta. Los voy guiando por el centro de Puebla, para que Rodrigo y Elizabeth no se vayan sólo con la mala impresión del tráfico citadino y los baches y chipotes de la llegada, todavía no salimos a la carretera y tenemos que parar obligadamente enfrente del estadio Cuauhtémoc para llenar los tanques de combustible.
Tomamos la vía corta a Santa Ana Chiautempan y casi en un abrir y cerrar de ojos, ya estamos en el Estado de Tlaxcala, y apenas hemos pasado por la central de abastos de Puebla. Como sea, la carretera hasta las inmediaciones de Santa Ana, transcurre plácidamente, hasta que el tráfico de uno de los cruceros más conflictivos de Tlaxcala nos hace rodar despacio y el grupo se separa. Un poco antes de ingresar a la carretera San Martín – Apizaco, nos esperan los “fugados” y volvemos a rodar en grupo, pero el tráfico sigue intenso, ahora por un accidente y volvemos a reunirnos en Apizaco. Aunque el tráfico en la carretera Apizaco – Tlaxco es mayor al que esperaba, rodamos sin novedades y hacemos una parada en la entrada de Tlaxco para recargar teléfonos en el oxxo y hacer la habitual rehidratación de ruta.
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Reorganizando el grupo


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De vuelta al camino.
Al salir de Tlaxco, nos encontramos con la sierra y sus magníficas curvas y siento la necesidad de “probar” mi “capacidad” de manejo, por lo que empiezo a despegarme del grupo en mi afán de calibrar mi manejo en las curvas. Al llegar a Loma Alta, Pue. El camino se bifurca y por un lado se llega a Chignahuapan y Zacatlán, y por el otro a Tetela. Ahí me estaciono para esperarlos y tomar unas fotos.
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Esperando a los compañeros de ruta.

Otra vez se reúne el grupo y seguimos hacia Tetela de Ocampo, aunque hay muchos pueblitos en el sinuoso camino, de los cuáles, escogemos Aquixtla para hacer una pequeña escala técnica para volver a reagrupar. Es aquí donde Rodrigo nos comenta que sintió algunas “inconsistencias” en la aceleración de su Ninja, por lo que vamos muy atentos a cualquier síntoma de avería. Llegada a Tetela sin contratiempos, y los conduzco hacia la plaza central para las fotos de rigor.
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Conociendo Tetela de Ocampo, Pue.
El camino todavía no termina, tenemos que volver a las monturas para continuar. Aprovechando mi condición de local, los vuelvo a guiar hacia el camino a Cuetzalan, pero en la irregular topografía y trazado de las calles me pierdo y llegamos a una carretera hacia quien sabe donde que está cerrada por obras y tenemos que regresar, para utilizar el GPS autóctono, no sin antes observar algunas de las mejores panorámicas de este pueblo serrano, cuna de héroes nacionales de la época de la intervención francesa, como Don Juan N. Méndez (quien llegó a ser presidente de la República),  Don Juan Crisóstomo Bonilla (quien llegó ser Gobernador de Puebla) y Don Juan Francisco Lucas, los tres, generales de grandes méritos militares en la defensa de la República, conocidos como "Los tres Juanes de la Sierra".

El GPS autóctono funciona, como siempre, y después de dos o tres correcciones más, llegamos a la carretera a Cuetzalan y la abordamos con entusiasmo; pero, no han transcurrido ni cinco km cuando nos encontramos una manifestación de tetelenses que marchan hacia La Cañada, en protesta por la pretensión de compañías extranjeras de instalar minas para la extracción de oro. Como ocupan todo el camino, no nos queda otra que marchar con ellos y esperar a que se vuelva a “despejar” el camino para continuar la rodada. Un poco para aprovechar el tiempo, Rodrigo decide cambiar su lámpara de leds, por la original para no rodar a obscuras, porque ya es un hecho que nos caerá la noche antes de llegar al destino. Sus esfuerzos resultan vanos porque no dispone de la lámpara y ante la duda de continuar, le sugerimos que nos acompañe para que nosotros le alumbremos. No del todo convencido, acepta y tan pronto vuelve a ensamblar su unidad de luz, reanudamos la marcha para alcanzar a los demás que se han adelantado. Voy delante de la Ninja, porque supuestamente ya conozco la ruta, pero ruedo despacio por las pobres condiciones del camino, las que incluyen mucha tierra y gravilla suelta y está claro que no quiero saludar a las hormigas, pues todavía llevo el tobillo delicado. No obstante las precauciones, no puedo evitar un derrapón por la inesperada “aparición” de un tope al salir de una curva llena de tierra suelta. Un poco después Rodrigo me comentaría que el también derrapó por la misma causa, pero en otro lugar.
Me va pareciendo extraño que no alcancemos a los “fugados”, cuando de repente los veo estacionados tomando fotos de una cascada que suele formarse en las temporadas de lluvias y nos detenemos para completar la sesión de fotos.
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En el camino Tetela - Huahuaxtla



Aún con “mi patita” arrastrando activo el “autodisparo” para incluirme en algunas tomas, y tengo que realizar un buen esfuerzo para llegar a la foto antes que el flash.
Un buen momento de esparcimiento, pero hay que continuar, pues todavía estamos a aproximadamente 60 km de Cuetzalan y nos va “a agarrar la noche”.
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Una escala en el camino a Cuetzalan.
Nos organizamos con Alex en la punta, Nohé en seguida, Rodrigo en medio, para que lo podamos alumbrar y atrás Rexx y me toca ir de barredora (insisto: “El hombre más lento es el que determina la marcha de la guerrila”. Ché).
El camino sigue horrible, tierra, baches, gravilla, topes, algunos perros y nos cae la noche ... y Rodrigo sin luz y con acompañante, ¿Qué más podemos pedir? ... Por supuesto, ... ¡Niebla! A unos 10 km antes de Cuetzalan, espesa, con llovizna; pero, ¡Es normal en este tiempo en este lugar! Ni modo, ya no hay marcha atrás, ya casi llegamos a Cuetzalan. Antes de lo esperado, hacemos una parada en una gasolinera, porque Rodrigo ya traía su alarma encendida y casi todos aprovecharon para comer unos tamales tradicionales del rumbo que ofreció una vendedora Cuetzalteca.
Por fin, llegamos a Cuetzalan y los jóvenes que se ofrecen a guiar nos preguntan ¿A donde van? Y la respuesta es automática, vamos con Don Chuy enfrente de la disco – antro “Toca – Toca”, nos lleva por las empinadas, húmedas y resbalosas calles de este “pueblo mágico” y un poco antes de tocar el suelo, llegamos a una esquina donde esperamos que el guía traiga a Don Chuy, un amigo motero que nos recomendó el buen Gabo del MC Xalapa Scooters. Nos recibe un hombre amable, experimentado, quien después de algunas frases de cortesía (no faltó la típica “yo pensé que no llegaban”) nos recomienda un hotelito que cuenta con estacionamiento para que las motos puedan descansar (nosotros no tanto, porque tuvimos que caminar dos empinadas, húmedas y resbalosas calles para llegar a la recepción, cargando maletas, Alex su maletón con todo y herramienta y en mi caso mi maletita, pero la “patita” arrastrando). Pero la meta del día ha sido alcanzada. Es decir después de dejar equipajes volvemos al camino, pero ahora de la pizzeria “El zarzo”, donde nuestro amable anfitrión nos invita una muy amena charla, nos regala unos recuerdos hechos por él mismo, un “farolazo” de Yolixpa, unas pizzas de la casa y, pues no podían faltar las clásicas cervezas del final del día. ¿Final del día? ... Pero que estoy diciendo, la mezcla de yerbas del Yolixpa, y las cervezas hicieron un curioso efecto en el ánimo del Alex, quién casi a fuerza nos llevó al Toca – Toca para que pudiéramos constatar sus habilidades de bailarín, claro que con la compañía de una Indio tamaño “Caguama”.
Por motivos de censura, no podemos mostrar las fotos de dicho lugar. Ustedes disculpen.
El domingo 16 nos sorprendió con una magnífica vista de la Iglesia de San Francisco, que es la principal del pueblo, lo que quiere decir que su fiesta patronal anual se da cada cuatro de octubre, fiesta en la que “nunca” falta el famoso “cordonazo”.
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Despertando en Cuetzalan, Pue.




Las consecuencias de la mezcla de la noche previa, hacen que salgamos a buscar un necesario “mole de panza” o algo similar en los comedores típicos del pueblo, con la esperanza de poder regresar con entereza a la ruta. Así que un buen mole agregado de una pata de res es el desayuno de estos “experimentados” y curtidos MotoRuteros, que dicho sea de paso a mi no me gustó. Perdón, pero cuando vayan a Cuetzalan, disfruten de la comida típica del rumbo que es exquisita y no pidan “mole de panza”, porque corren el riesgo de que no les guste.
La vuelta al camino iniciará con el acompañamiento de Don Chuy y su Boxer 1100, junto con Leal Leal de RR (Rompiendo Reglas) de Cuetzalan, hasta “La Cumbre”, que es el lugar donde entronca la Carretera Interserrana de Puebla. Ya que los amigos de Chiautla y Alex no quieren correr riesgos en la ruta de Ayotoxco y Hueytamalco, por lo que han decidido continuar por Zacapoaxtla, Zaragoza y tomar la autopista a Teziutlán.
El ritual previo a la rodada cotidiana se cumple y por los típicos azares del destino, volvemos a separarnos aún en Cuetzalan, Alex y yo, vamos preguntando y corrigiendo y rodando en sentido contrario en algunas de las callecitas Cuetzaltecas, para llegar a la carretera a Zacapoaxtla, llego a la situación de encontrarme en una empinada subida en una estrecha calle y tengo que voltear la moto, pero no me animo a hacerlo porque siento que la fortaleza de mi tobillo derecho no va a aguantarla, por lo que no me queda más que pedirle a Alex que lo haga por mi para poder seguir. Todavía hago dos derrapones antes de llegar a la salida, pero puedo llegar con Alex a la gasolinera de la noche anterior, donde para nuestra sorpresa no hay nadie esperando. En eso estamos cuando veo una luz de moto, pero no es  un compañero de ruta, sino Leal Leal de RR que nos dice que los amigos nos están esperando en otro punto. Le pedimos que vaya por ellos mientras cargamos combustible y en menos de lo que cuento, ya estamos otra vez listos para continuar a la Costa (Los de Chiautla y Alex) y para regresar Rodrigo, Elizabeth y yo.
Posiblemente la mejor parte, desde el punto de vista de la conducción de motos, se da en esta parte, la carretera Cuetzalan – La Cumbre, a pesar de un poco de grava, es un deleite por sus curvas y sus paisajes. Llegamos a La Cumbre y nos despedimos de los amigos de RR, con la promesa de regresar y con la invitación para que ellos también nos visiten.
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En "La Cumbre" con los amigos de RR Cuetzalan.

Otra vez la formación con Alex en la punta y yo de barredora, sin novedades hasta la entrada de Zacapoaxtla, donde tomamos el libramiento, no sin antes escuchar a Rodrigo que vuelve a comentarme de las inconsistencias de la aceleración de la Ninja y me voy atrás de él para asistirlo en caso necesario. Llegamos al “puente colorado” que es la entrada a Zacapoaxtla en el otro sentido o el final del libramiento y vuelve a comentarme de las inquietudes de la Ninja, le trato de animar para seguir, pero no recorremos ni un km cuándo se detiene y me dice “ya no voy a seguir porque puede ser peligroso, voy a llamar al seguro para que se haga cargo” así que después de las recomendaciones me despido de él y de Eli y arranco para alcanzar a los “fugados” que ya me llevan mucha delantera.
Los alcanzo poco antes de llegar a Acuaco, lugar donde bifurcamos el camino, ellos siguen a la Costa y yo regreso a Puebla.
El tramo de Acuaco hasta Puebla es muy conocido para mi. Mi primera intención es rodar por pura “libre”, pero después de pasar Libres, qué por cierto se ve muy arreglado, me encuentro con la entrada a la autopista Puebla – Xalapa y con una pequeña inclinación del manubrio, entro a la vía rápida para minimizar mi tiempo de llegada al hogar. ¿Las autopistas son aburridas? Claro que lo son, pero dan la ventaja de reducir los tiempos de recorrido, aunque en mi situación personal, también me sirvió para poner a prueba mi tobillo, y darme cuenta que todavía no se encuentra en plenitud, para controlar el freno trasero. Necesito rodar más para ir acostumbrándolo.
Al llegar a Puebla, recuerdo que hay calles en obras, así que regreso unos 5 km hacia Veracruz por la libre para entrar al periférico ecológico y sacarle provecho a los pagos de la caseta. Así, la llegada a la casa se da sin contratiempos y quedo listo para lo que venga.
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El recorrido aproximado.

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La distancia recorrida, según el odómetro de la Gladius

Gracias amigos Rexx, Nohé, Alex, Rodrigo y Elizabeth por compartir esta rodada conmigo y con mi debutante tobillo derecho. Por supuesto estoy agradecido con el Profe. Jesús González Galicia, no or ser mi tocayo, sino por su generosa, amena y amable hospitalidad, gracias también Gabo de Xalapa Scooters y Angel Rosas por estar pendientes de esta rodada. Seguiremos viéndonos en el camino para compartir más rodadas.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Cajita de Olinalá


Augusto Galicia López
... En algún punto del recorrido, me adelanto y ruedo un poco más rápido, pero al sentir que me estoy alejando busco un sitio para estacionar y ...

Entre las tradiciones artesanales más bellas del estado de Guerrero, guardo una curiosa predilección por las cajitas de linaloé , un árbol (casi agotado) cuya madera tiene un olor increíblemente agradable y característico (dulce, como perfume de mujer). Tanto de la artesanía como del árbol se han escrito poemas, canciones y diversas historias que forman parte del acervo olinalteco.
De mis recuerdos de niño, no se con precisión como o cuando llegó a la casa de mis padres, una de tales cajitas, el rojo brillante, contrastaba con el negro dándole un aspecto llamativo a mis ojos infantiles y desatando al mismo tiempo curiosidad por el conjunto tanto visual como olfativo. “Es una cajita de Olinalá” me dijeron, ampliando la explicación a la ubicación del pueblito en algún lugar de la montaña de Guerrero, cerca de Ayotzinapa, en la Escuela Normal Rural, donde mi papá había hecho sus estudios de Normal primaria, bajo la guía de Don Raúl Isidro Burgos, insigne educador mexicano, cuyo nombre ha quedado grabado en la escuela que quiso tanto.
Los avatares del destino me ataron al municipio de Tepalcingo Morelos, donde su feria patronal, que se celebra el tercer viernes después del miércoles de ceniza, convoca a muchos comerciantes entre los que hace algunos años, destacaban los artesanos de Olinalá y sus productos de linaloé con las tradicionales cajitas.
Todo esto pasaba por mi mente, a principios del 2014, y con el pretexto de empezar a asentar el motor de mi recién llegada “Gladius” (formalmente: Suzuki SFV 650), propuse una visita a Olinalá a finales de enero, a través de la cuenta de MotoRutaMexico.com en FaceBook. El viaje me daría oportunidad de rodar por los caminos habituales de los amigos de Chiautla con lo que la rodada tendría una doble justificación. A la propuesta respondieron inicialmente, tanto Alberto Barral, como Nohe Gallardo e Israel Téllez y un nuevo compañero de Puebla, Alex García-Hernández. Hubo algunos colegas MotoRuteros, como Alejandro Bustos, que intentaron adherirse, pero al final, como ocurre con frecuencia, fueron declinando.
Así las cosas, el sábado primero de febrero, alrededor de las 7:00 AM, junto con Alex García-Hernández, estaba saliendo de Puebla, todavía con un poco del frío invernal, rumbo a Chiautla de Tapia para encontrarnos con la banda de ese lugar y hacer el recorrido por la montaña de Guerrero (en los límites con Puebla y Morelos), para conocer el lugar de origen de las, para mi, legendarias cajitas de Olinalá. Huelga decir que llevaba la promesa de regresar con una de ellas para mi esposa.
El trayecto por la Atlixcáyotl fue un poco molesto para Alex, porque su casco de motocross con los obligados gogles, no le daban protección suficiente contra el viento frío de la mañana, aún rodando a baja velocidad. Supongo que esto mejoró un poco después de Izúcar, donde el clima es francamente más cálido. En tales condiciones, arribamos a la entrada de Chiautla, donde, en la gasolinera avisté a un motociclista que resultó ser el buen Rexx. Tras los saludos y presentaciones de rigor, pregunté por Nohé e Israel y la respuesta fue: “No vendrán”, a última hora habían cancelado por cuestiones personales.
Ni modo, para mitigar la sorpresa, acordamos dirigirnos al mercado para cargar el estómago con unas “quesadillas”, gorditas y un atole de granillo porque la jornada que nos espera requiere de que nuestros tanques lleven suficiente reserva.
Ahora sí, salimos de Chiautla, previa recarga de combustible para la Gladius, rumbo a los límites con el Estado de Guerrero, precisamente a Ixcamilpa de Guerrero, Pue.
Después de una pequeña terracería, rodamos a velocidad media detrás de Rexx, disfrutando de las curvas y de los paisajes. En algún punto del recorrido, me adelanto y ruedo un poco más rápido pero al sentir que me estoy alejando busco un sitio para estacionar y esperar, encuentro un pequeño nicho en el camino y me estaciono, pongo la pata de cabra y suelto el freno, pero ¡Maldición! El suelo de tierra tiene pendiente y la moto se mueve, trato de aguantarla pero me gana el peso y se acuesta sobre su costado derecho. ... Ya ni llorar es bueno, mi hermosa Gladius, está en el suelo, y empiezo a tratar de levantarla, cuando escucho la oferta de ayuda por un conductor de auto que pasaba en el sentido opuesto al nuestro, aunque al voltear, alcanzó a ver a Rexx y Alex que están llegando y agradezco indicando que no es necesario.



Levantamos la moto (más bien la levantó Alberto) y observamos que no tiene rayones o daños visibles, así que aprovechamos para tomar las primeras fotos del camino.


Seguimos la ruta y en las primeras curvas noto que me cuesta trabajo hacer los cambios porque la palanca de velocidades parece estar fuera de su lugar, pero sigo para no detener la rodada y al llegar a Ixcamilpa, aprovecho que Rexx se detiene para saludar a un conocido y con dos o tres jaloncitos a la palanca, vuelve a quedar en la posición correcta para continuar la jornada (una de las ventajas de la maleabilidad del aluminio).
El tramo de Ixcamilpa a Olinalá sigue con buenas curvas y sólo lo vemos detenido al llegar a la tierra de las tigradas y las cajitas, por un retén de la marina, el cuál pasamos sin contratiempos, aunque sin salvarnos de la revisión de maletas.
Ya en Olinalá, Alberto (Rexx) se mueve como pez en el agua y nos lleva sin más preámbulo a la pozolería “La Olinalteca” donde, a pesar de mi poca afinidad hacia dicho platillo, me veo repitiendo ración por lo sabroso del pozole verde propio de la cocina de este lugar.



Después de las dos raciones, acompañadas de sus correspondiente cerveza, nos disponemos a visitar el centro de la población para buscar la cajita prometida. En la entrada de un local de artesanías, Rexx me hace notar una zona deforestada del cerro vecino, donde aparentemente crecía el linaloé.

El encargado de la tienda nos comenta que las cajitas (en realidad hay de diversos tamaños) ya no se hacen de linaloé debido a la escasez de estos árboles, sino de madera común (¿pino?) a la que agregan un aromatizante para imitar las sensaciones que provocaban las artesanías originales.

Provistos de sendas artesanías, abandonamos el local para regresar al camino. Ahora se trata de llegar a Axochiapan Mor. Pasando por Papalutla para encontrar la carretera estatal 7 de Puebla, que conecta esta parte de Guerrero con Morelos. Otra vez somos sujetos de revisión por el retén de la marina que hizo cambio de turno mientras estábamos en Olinalá. En algún punto intermedio del trayecto a Papalutla, aprovechamos para más fotos.

En el tramo de Olinalá a Papalutla, puedo observar dos aspectos; el primero, que la carretera tiene muy buen nivel de curvas y está recién pavimentada, y que no podemos aprovechar estas condiciones porque los huracanes del año pasado (supongo que principalmente Ingrid y Manuel) han provocado tantos derrumbes que en algunas partes no nos queda más que seguir a una camioneta que desciende con mucha precaución hasta llegar a Papalutla.
Había olvidado mencionar que el clima es tan caluroso que nos obliga a hacer una parada de rehidratación en una tiendita del camino.

Después de admirar por algunos momentos el cauce del río (el alto Balsas, de acuerdo a la información de Rexx), continuamos en el camino porque el destino todavía parece lejano.



Algunos kilómetros después de encontrar la carretera 7, un poco antes de Jolalpan, Pue. Observo el parpadeo del indicador de “reserva” de combustible de mi moto, por lo que “ajusto” la marcha para no pasar de 80 km/h y no quemar combustible en exceso. En Jolalpan el buen amigo Rexx me indica que aunque no hay estación de gasolina, podemos buscar algún lugar donde nos vendan gasolina en “garrafitas”, a menos que quiera seguir hasta Axochiapan que se encuentra a unos 30 km. De acuerdo con las especificaciones de la Gladius (3 litros de reserva de gasolina), estimo que todavía puedo rodar sin problemas por otros 40 a 50 km, por lo que me arriesgo a llegar a una gasolinera establecida. ... Mi estimación resultó adecuada, porque llegamos a Axochiapan sin incidentes y al recargar y revisar el kilometraje desde Chiautla, los tres coincidimos en que el tanque de la Gladius rinde alrededor de 200 km antes de empezar a “avisar”.
En Axochiapan bifurcamos nuestros caminos, porque Rexx regresa a Chiautla por Tlancualpicán y nosotros nos dirigimos a la autopista S. XXI, pasando por Tenango. Como buena acción del día, Rexx, nos acompaña para que podamos salir de Axochiapan rumbo a Tenango, y en la salida nos despedimos para regresar cada quién a su lugar de origen.
Alex y yo continuamos rumbo a Tenango, con la desventaja de que empieza a oscurecer y ninguno de los dos conoce el camino, por lo que en una “T”, equivoco el camino y empezamos a rodar rumbo a Xonacatepec. Algo me indicaba que no iba bien, así que el GPS autóctono nos indica que debemos regresar para llegar a la carretera Cuautla – Izúcar y de ahí tomar la autopista a Puebla. Después de corregir el rumbo, nos encontramos con la carretera a Izúcar y tomamos rumbo a Cuautla para llegar a la autopista. Como ya está obscuro y tenemos que pasar de la calidez morelense al frío poblano, nos detenemos en una gasolinera, nueva que tenía una gran fiesta, para adecuar nuestra vestimenta y de paso tomar una bebida caliente en el oxxo aledaño.
Por fin, a eso de las 19:30 hr emprendemos el regreso, ahora sí, bien seguros de por donde rodamos, dos o tres kilómetros después encontramos la entrada a la autopista, y como buen conocedor, ... me pasó de la entrada ... afortunadamente, unos metros adelante puedo ingresar a la vía y emprender el camino hacia Puebla. Rodamos lentamente, porque hay que recordar que Alex lleva casco de motocross, pero no hay prisa la consigna es llegar aunque rodemos lento. Vamos acumulando kilómetros y llegamos a la caseta de metepec, donde nos preguntamos sobre la situación en que rodamos y el pulgar arriba es la respuesta mutua. Seguimos hacia la Atlixcáyotl manteniendo el paso seguro y al avistar la caseta de Puebla, me invade una sensación de seguridad y bienestar. Después de pasar la caseta, nos despedimos para enfilar cada quien a su casa para terminar la rodada, donde la empezamos.
El trayecto de la caseta hasta mi domicilio transcurre sin novedad, entro a la casa con la cajita de Olinalá que era mi objetivo de viaje, después de 600 km en la ruta, por lo que puedo decir ¡Misión cumplida!

Gracias amigos Rexx y Alex por compartir esta rodada conmigo y con la debutante Gladius. Seguiremos viéndonos en el camino como corresponde.